Un joven de 26 años de edad que fue asesinado por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana en San Antonio del Táchira había sido secuestrado dos días antes por la guerrilla.
Dos días antes de que fuera anunciada la muerte de Jarvin Alizon Soto Sánchez, de 26 años de edad, en un presunto enfrentamiento con funcionarios de la Dirección Contra la Delincuencia Organizada (DCDO) de la Policía Nacional Bolivariana, había sido secuestrado por cuatro hombres integrantes de un grupo guerrillero.
El anuncio de la muerte del joven lo realizó el mismo gobernador del Táchira, Freddy Bernal, a través de su cuenta de Instagram, el pasado domingo 16 de octubre, cuando según una minuta policial ocurrió el supuesto enfrentamiento donde murió el hombre a quien le adjudicaron el apodo de El Valenciano para referirse a él y lo señalaron de ser miembro de la megabanda Tren de Aragua.
Según la versión oficial, el hecho se habría suscitado en la Plaza Santa Rosa de Lima, parroquia El Palotal, municipio Bolívar, y a la víctima se le incautó arma de fuego, calibre 38.
Pero sus familiares solo sabían que el jueves 13 de octubre, cuatro hombres miembros de la guerrilla arribaron a la casa de Jarvin, en el sector Garrochal, en la cual estaba su esposa, dos de los hombres armados iban con sus rostros cubiertos y el grupo tripulaba una camioneta de color gris.
«No me dejen llevar», fue lo que Jarvin le dijo a su esposa, quien también recibió amenazas y advertencias de que no hablara nada.
«Tú no has visto nada, tú no sabes nada, él va a ser detenido», dijeron los hombres que se lo llevaron, uno de ellos con barba y otro con una cicatriz al lado del ojo.
Sus familiares comenzaron la búsqueda
Los allegados no comenzaron su búsqueda desde el viernes, por miedo, pero el sábado sí fueron a Llano Jorge y a La Platanera, (zonas de San Antonio donde está la presencia del Ejército de Liberación Nacional), pero allí les dijeron que no volvieran.
«Nosotros le hicimos un favor al Faes, búscate por las autoridades correspondientes», fue lo que le dijeron en Llano Jorge y La Platanera, narró el allegado.
Otros familiares emprendieron la búsqueda de Jarvin. Lo buscaban vivo, pero en donde estaban los mandos guerrilleros no supieron darles respuestas, incluso les manifestaron también que no volvieran a la zona. Al cabo de varias horas en la trocha, los guerrilleros le dijeron que se fueran a la morgue porque hace días habían matado a un chamo.
También se acercaron a la sede del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) de San Antonio y allí le dijeron que lo habían matado porque era El Valenciano y se contradecían al intentar dar una explicación.
Posteriormente, un familiar reconoció el cuerpo en la morgue del hospital central de San Cristóbal, en donde no le devolvieron ninguna de las pertenencias del joven y hasta el momento tampoco se sabe del paradero de la moto de la víctima, una 115YT Yamaha.
Trabajaba como asesor de viaje
Jarvin Alizon Soto tenía cinco años viviendo en San Antonio del Táchira y se desempeñaba como asesor de viaje en la actualidad, y era muy conocido en la zona. Al principio, cuando llegó a la localidad fronteriza se desempeñó seis meses como carruchero. Jarvin deja cinco hijos huérfanos.
El asesor de viaje era aficionado a realizar piruetas en moto y tuvo varios problemas con policías por levantar caballito, una vez le levantaron la multa, pero no pasó a mayores, según el relato de sus dolientes.
Los deudos expresaron que Jarvin no portaba armamento, no le decían El Valenciano y no pertenecía al Tren de Aragua, era una persona pública en las redes sociales que andaba en moto por su trabajo.
«Le pusieron un revólver de 6 balas, un armamento que en San Antonio del Táchira no existe, y mucho menos del Tren de Aragua, hablan de un enfrentamiento y resulta que tiene dos tiros en el lado del corazón a quema ropa», dijo Alí Rafael Soto, padre de la víctima.
«No tenía ningún tipo de tatuaje, no consumía ningún tipo de droga, no fumaba, era un chamo sano… me indigna eso», dijo el familiar.
Denunciaron que la guerrilla amenazó con desaparecer a los miembros de la familia que lo estaban buscando.
Los parientes de Jarvin expresaron que él no era delincuente, pidieron justicia ante lo que señalan fue un falso positivo en complicidad con grupos guerrilleros al margen de la ley.